Tuesday, November 28, 2017



CAPÍTULO 24

FE QUE OBRA POR AMOR

Tenemos tan grande nube de testigos que pusieron sus vidas por esta verdad sublime que abrazamos;  su fe puede ser la nuestra, porque todas sus promesas son nuestras también.

La fe en las promesas de YHWH, son las arras de la realidad gloriosa de los hijos de Dios, perseveremos pues en esta fe de Jesucristo  con todo el corazón,  tomando cada experiencia aquí citada, como nuestra, de acuerdo a lo que nos toque llevar por el Nombre de nuestro Señor,  Creámosle a Dios!  Vivamos para Él en cada prueba, en  la gran tribulación que está por llegar: Sea nuestro conocimiento y adoración al Único Dios verdadero, clara y sin duda alguna, fundada solamente en la Palabra Santa del Señor, atravesemos la prueba  confiados que recibiremos gracia sobre gracia,   Su Naturaleza en nosotros es nuestra esperanza de Gloria!   ¡Creámosle a Dios!  Y recibiremos las promesas. 

HEBREOS CAPÍTULO 11
ES pues la fe la substancia de las cosas que se esperan, la evidencia de las cosas que no se ven. 2 Porque por ésta obtuvieron buen testimonio los antiguos.  3 Por fe entendemos que los mundos fueron formados por la palabra de Dios, de modo que las cosas que se ven no fueron hechas de cosas que aparecen.
Hebreos 11: 4 Por fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual obtuvo testimonio de que era justo, dando Dios testimonio a sus dones; y por ella: él estando muerto aún habla.  5 Por fe Enoc fue trasladado para que no viese muerte; y no fue hallado, porque le había trasladado Dios; porque antes de su traslación tuvo testimonio de haber agradado a Dios.  6 Empero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay; y que es galardonador de los que le buscan diligentemente.  7 Por fe Noé, siendo avisado por Dios de cosas que todavía no se veían, movido de temor, aparejó un arca para la salvación de su casa; por la cual condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que es por la fe.  8 Por fe Abraham, cuando fue llamado para salir a un lugar que había de recibir después por herencia, obedeció, y salió sin saber a dónde iba.  9 Por fe habitó en la tierra de la promesa, como en tierra ajena, morando en tabernáculos con Isaac, y Jacob, los coherederos de la misma promesa:
10 Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo artífice y hacedor es Dios. 11 Por fe también la misma Sara recibió fuerza para concebir simiente; y parió un hijo cuando era fuera de edad, porque estimaba ser fiel el que había prometido.  12 Por lo cual también de uno, y ése ya muerto como muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud los descendientes, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. 13 En fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino habiéndolas visto de lejos, y siendo persuadidos de ellas, y habiéndolas abrazado, y habiendo confesado que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra.  14 Porque los que tales cosas dicen, claramente declaran que buscan una patria.  15 Que a la verdad, si se acordaran de aquella de donde salieron, oportunidad hubieran tenido para volverse.  16 Empero ahora anhelan la mejor, es a saber, la celestial: por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les había aparejado ciudad. 17 Por fe ofreció Abraham a Isaac cuando fue probado; y él que había recibido las promesas ofreció a su hijo unigénito, 18 De quien fue dicho: Que en Isaac te será llamada simiente: 19 Habiendo considerado que aun de los muertos era Dios poderoso para resucitarlo; de donde también le volvió a recibir por figura.  20 Por fe, bendijo Isaac a Jacob y a Esaú acerca de las cosas que habían de venir.  21 Por fe, Jacob muriéndose bendijo a cada uno de los hijos de José; y adoró, estribando sobre la punta de su bordón.  22 Por fe, José cuando murió hizo mención de la partida de los hijos de Israel; y dio mandamiento acerca de sus huesos.23 Por fe, Moisés cuando nació, fue escondido de sus padres por tres meses, porque vieron que era un niño hermoso; y no temieron el mandamiento del rey.
Hebreos 11: 24 Por fe, Moisés hecho ya grande, rehusó de ser llamado hijo de la hija de Faraón;  25 Escogiendo antes sufrir aflicción con el pueblo de Dios, que gozar las delicias del pecado por poco tiempo;  26 Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros en Egipto: tenía respeto a la recompensa del galardón.  27 Por fe abandonó a Egipto no temiendo la ira del rey; porque perseveró, como viendo al que es invisible.  28 Por fe hizo la pascua, y el derramamiento de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase.  29 Por fe pasaron por el mar Rojo como por la tierra seca, lo cual probando a hacer los egipcios fueron ahogados. 30 Por fe cayeron los muros de Jericó después que fueron rodeados siete días. 31 Por fe Rahab la ramera no pereció con los incrédulos, habiendo recibido los espías con paz.  32 ¿Y qué más diré? porque el tiempo me faltaría, contando de Gedeón, y de Barac, y de Samsón, y de Jefté; de David también, y de Samuel, y de los profetas: 33 Los cuales por fe sojuzgaron reinos, obraron justicia, alcanzaron promesas, taparon las bocas de leones, 34 Apagaron el ímpetu del fuego, escaparon el filo de la espada, de debilidad fueron hechos fuertes, se hicieron valientes en guerra, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 35 Las mujeres recibieron sus muertos por resurrección: y otros fueron torturados, no aceptando el rescate, para obtener una mejor resurrección:  36 Y otros recibieron pruebas de vituperios y azotes, y aun de esto, de cadenas y prisión: 37 Fueron apedreados, fueron aserrados en piezas, fueron tentados, fueron muertos a muerte de espada, anduvieron de acá para allá, en pieles de ovejas y pieles de cabras, desamparados, afligidos, atormentados;  38 De los cuales el mundo no era digno: andando descaminados por los desiertos, y montañas, y cuevas, y cavernas de la tierra.  39 Y todos estos, habiendo obtenido un buen testimonio por la fe, no recibieron la promesa: 40 Habiendo Dios provisto alguna cosa mejor para nosotros, que no fuesen perfeccionados sin nosotros.

Al leer esta larga lista de fieles, de personas reales, que creyeron en el Único Dios verdadero,  en Su Palabra y en Sus promesas,  atravesando toda suerte de pruebas y pérdidas, tortura y muerte,  los cuales aún esperan el cumplimiento de las promesas del Señor, descansando en la tumba, porque no recibieron lo que esperaban, por una sola razón.   Que no fueran delanteros a nosotros,  y a los fieles que han de venir a Jesús antes del cierre de la gracia.   Todo por los que han de ser salvos!  El amor del Señor no conoce límites, y mientras exista un ser que habrá de volver sus ojos a Él esperará.   

Que diferente es el amor y el pensamiento del  Padre,   en cuanto a los que piensan que Él tiene un número fijo de salvados y cuando se complete no hay más esperanza para nadie.   El corazón de Dios es amor,  Él sabe quién escuchará y responderá,  conoce el fin desde el principio, y por la profecía sabemos que en su venida,  el mundo estará completamente poseído por el enemigo.  Y entonces vendrá el Señor ¡para que no le falte ninguno que quiera ser salvo! 

Tantos fieles  esperando por nosotros,  debe llenar nuestro corazón de devoción a nuestro Dios, y fortaleza para estar dispuestos a lo que viene, sea espera o sea tribulación.  ¡Porque el premio de la carrera es grandioso!   ¡Vale la pena esperar en Jesucristo!   ¡Vale la pena creer en nuestro Dios omnipotente!   Todo es posible para Él,  y si lo creemos, con todo el corazón,  estaremos en fe y más que eso, estaremos en LA FE DE JESUCRISTO. Que ni la muerte eterna misma lo detuvo para  ofrecer Su vida por ti y por mí.      ¡Este Sacrificio merece toda nuestra devoción y nuestra dedicación completa!    ¡Sí,  el premio es muy grande!  Pero el Sacrificio para ofrecerlo fue mucho mayor, porque todas las vidas humanas juntas, no pueden compararse con la vida de Jesucristo.

Dejemos de ser tibios e indiferentes, necesitamos arder  en el fuego del amor de Dios para salir victoriosos de toda prueba, porque así como para Jesucristo fue su maravillosos e inmenso amor por nosotros, lo que lo hizo ir al calvario;   Así debe ser en nosotros, solamente por el amor a nuestro Dios y Señor Jesucristo, con reverencia por su sacrificio es que pisaremos el horno de la prueba si es necesario.  Por la paciencia de su amor para con nosotros es que  esperaremos pacientes,  pero no inactivos, sino de fortaleza en fortaleza,  trayendo a sus pies a los que quieran escuchar Su verdad Santa. Si tenemos ese amor en nuestros corazones,  surgirá en ellos la fe que vencerá al mundo,   la fe viene por el creer la palabra de Dios,  y  no podemos amar a alguien en quien no creemos. 



CAPÍTULO  25  

OS ES NECESARIA LA PACIENCIA.

HEBREOS APÍTULO 12
POR tanto nosotros también que estamos rodeados de una tan grande nube de testigos, desechando todo peso, y el pecado que tan cómodamente nos rodea, corramos con paciencia la carrera que nos es puesta,  2 Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; el cual por el gozo que fue puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y está sentado a la diestra del trono de Dios.  3 Pues, considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que no os fatiguéis desmayando en vuestras mentes.  4 Vosotros no habéis aún resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado.  5 Y habéis ya olvidado la exhortación que os habla como a hijos: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, ni desmayes cuando eres de él reprendido: 6 Porque el Señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo. 7 Si sufrís el castigo Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no castiga? 8 Más si estáis sin castigo, del cual todos son hechos partícipes luego sois bastardos, y no hijos.  9 Además hemos tenido padres de nuestra carne, que nos corrigieron, y nosotros les reverenciábamos: ¿no nos someteremos pues mucho más al Padre de los espíritus y viviremos?
10 Porque aquéllos a la verdad por pocos días nos castigaban como a ellos les parecía; mas éste para lo que nos es provechoso, a fin de que participemos de su santidad.
11 Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; empero después fruto apacible de justicia da a los que por él son ejercitados.  12 Por lo cual levantad las manos caídas, y las rodillas débiles;  13 Y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo que es cojo no salga fuera de camino; sino antes bien sea sanado.

El Apóstol habla del sufrimiento por la fe de Cristo Jesús,  se refiere al castigo del Señor sobre sus hijos,  su disciplina de padre para los que le aman.   Para seguir a Cristo en su trayectoria por el santuario,  debemos  poner todo el altar, así como Él lo puso en Su sacrificio  así debemos hacerlo si fuera requerido de nosotros,  sus luchas, sus vituperios, persecuciones, soledades, tristezas, hambre, necesidad, frio, calor, burlas, esputos en el rostro, latigazos que arrancaron su piel, los clavos que traspasaron sus manos, y sus pies,  la corona de espinas que perforó su preciosa frente,  su costado atravesado por la lanza.  Y por si fuera poco, el peso de nuestros pecados puesto sobre sus hombros.  

 El sufrimiento de Jesús no fue disciplina con amor porque fue el ser humano que lo hizo sufrir,  Él no necesitaba disciplina, porque no tuvo pecado alguno.  Pero llevó  nuestro castigo en su cuerpo, y lo hizo por amor, solo por amor a nosotros.   De manera que cuando pasemos por pruebas, persecuciones, luchas, tristezas, soledades,  y todo lo malo que puede sucedernos en esta vida,  y la angustia de  tribulación que se avecina,  recordemos siempre que nuestro Salvador llevó ya nuestro castigo.   Y que la tribulación que pasamos es momentánea,  pasará porque en esta vida, ¡todo pasa!  Pero la vida eterna que tenemos en Jesús permanece.   Aún no hemos resistido hasta la sangre, hasta la muerte, pero si hayamos de hacerlo, pasemos por la prueba con la dignidad de hijos e hijas del Rey del Cielo.  Porque nuestro Señor ya padeció por nosotros y no hay castigo pendiente sobre nuestras cabezas.   Sino un eterno peso de gloria.

Hebreos 12:14 Seguid la paz con todos; y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor; 15 Mirando bien que ninguno falte de la gracia de Dios, que ninguna raíz de amargura brotando os perturbe, y por ella sean muchos contaminados; 16 Que ninguno sea fornicario, o profano, como Esaú, que por un bocado de vianda vendió su primogenitura. 17 Porque ya sabéis que aun después deseando heredar la bendición, fue reprobado, que no halló lugar de arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.

Seamos fieles a toda prueba, fortalecidos en la fidelidad de nuestro Salvador.   Recordemos que Su naturaleza pura y santa es nuestra, que tenemos las arras de su Espíritu, en esa esperanza prosigamos fieles, para obtener aquello por lo cual hemos sido llamados.

Hebreos 12:18 Porque no os habéis llegado al monte que se podía tocar que ardía con fuego, y al turbión, y a la oscuridad, y a la tempestad, 19 Y al sonido de la trompeta, y a la voz de las palabras, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más;  20 (Porque no podían sufrir lo que se mandaba: Que si aún una bestia tocare al monte será apedreada, o traspasada con dardo:  21 Y tan terrible cosa era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy asombrado, y temblando) 12: 22 Mas sois venidos al monte de Sion, y a la ciudad del Dios vivo, Jerusalem la celestial, y a la compañía innumerable de ángeles, 23 A la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están escritos en el cielo, y a Dios el juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos perfectos; 24 Y a Jesús el mediador del nuevo pacto; y a la sangre de la rociadura que habla cosas mejores que la de Abel.

Como pueblo del tiempo final de la historia de este mundo, tenemos la ventaja de toda la historia del pueblo de Dios en la tierra en la Palabra Santa, podemos conocer a nuestro Señor en una dimensión extraordinaria,  y tomar fortaleza de Él,  para echar hacia adelante, teniendo el premio delante de nosotros,  ¡La ciudad del Dios Vivo!  Que al encontrar a los fieles en el cielo, podamos conversar con ellos  de su experiencia que nos es conocida porque la tomamos en cuenta, alimentó nuestra fe, animó nuestros momentos tristes,  y nos ayudó en el camino hacia el cielo.    Ante todas las cosas,  Ver a nuestro Sumo Sacerdote, mediador del nuevo pacto. El Mejor Sacrificio, La mejor esperanza, que hemos considerado tantas veces en este estudio, para que podamos visualizar a nuestro Dios que se hizo hombre para salvarnos, para tener la fortísima seguridad de que no hay nada que Él no pueda hacer por nosotros, en nuestro camino hacia Él,  

Hebreos 12:25 Mirad que no recuséis al que habla. Porque si aquellos no escaparon que recusaron al que hablaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si desechamos al que nos habla desde el cielo: 26 La voz del cual entonces conmovió la tierra; mas ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra, más aun el cielo. 27 Y esta palabra, aún una vez, significa la remoción de las cosas conmovidas, como de cosas que son hechas, para que las cosas que no pueden ser conmovidas permanezcan.

Así como al entrar al lugar Santísimo, nuestro Sumo Sacerdote dejó atrás el lugar santo, porque era terrenal, donde llevó toda clase de sufrimiento hasta la muerte.  Para la permanencia de la herencia de los Santos en Su Nombre, sigamos a nuestro Sumo Sacerdote al Lugar Santísimo en Su Trono de Misericordia. Todo está dispuesto para las bodas con nuestro Dios y Salvador, El espera el momento de su reunión con sus hijos extraviados.   La espera de tantos fieles y mártires del Señor pronto llegará a su fin,   El Señor de los cielos vendrá y la tierra pasará con gran estruendo, y todo lo que en ella hay será quemado.   Para que la tierra nueva, con la nueva vida que Él te ofrece sea una realidad.     El incrédulo no escapará la destrucción, así como al fiel las promesas de un reino indestructible, santo, puro y feliz.

2Pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
3:10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
3:11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 

Hebreos 12:28 Por lo cual, recibiendo un reino que no puede ser conmovido, retengamos la gracia, por la cual sirvamos a Dios, agradándole con reverencia y temor:   29 Porque nuestro Dios es fuego consumidor.





CAPÍTULO 26  

NUESTRO PAN DE VIDA


HEBREOS CAPÍTULO 13
PERMANEZCA el amor hermanable. 2 No os olvidéis de hospedar a los extranjeros; porque por esto algunos hospedaron ángeles sin saberlo. 3 Acordaos de los que están en cadenas, como si estuvieseis con ellos encadenados; y de los que sufren en la adversidad, como siendo también vosotros mismos en el cuerpo. 4 Honroso es en todo el matrimonio, y la cama sin mancha; más a los fornicarios, y a los adúlteros juzgará Dios. 5 Sean las conversaciones vuestras sin avaricia, estando contentos con las cosas que tenéis; porque él mismo ha dicho: Yo nunca te dejaré, ni tampoco te desampararé. 6 De tal manera que digamos con denuedo: El Señor es mi ayudador: y no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
7 Acordaos de vuestros pastores, que os han hablado la palabra de Dios: la fe de los cuales seguid, considerando cuál haya sido el fin de su conducta.

Hebreos 13:8    Jesucristo el mismo ayer, y hoy, y por siempre. 9 No seáis llevados de acá para allá con doctrinas diversas y extrañas. Porque es buena cosa que el corazón sea establecido con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado en ellas.   10 Tenemos un altar del cual no tienen facultad de comer los que sirven al tabernáculo.
11 Porque de los animales, la sangre de los cuales es metida por el pecado en el santuario por el sumo sacerdote, los cuerpos son quemados fuera del real.  12 Por lo cual Jesús también, para santificar al pueblo por su propia sangre, padeció fuera de la puerta. 13 Salgamos pues a él fuera del real, llevando su vituperio. 14 Porque no tenemos aquí ciudad permanente, más buscamos la por venir. 15 Así que, ofrezcamos por él a Dios siempre sacrificio de alabanza, es a saber, fruto de labios que confiesan a su nombre.

Recordemos siempre que nuestro Salvador entró una vez y para siempre para expiar nuestros pecados,  que Él es nuestro Pan de Vida,   ¡Su vida es verdadero alimento! Cambia nuestra naturaleza carnal por Su naturaleza santa y pura.

16 Empero del bien hacer, y de la comunicación no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. 17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar la cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es provechoso. 18 Orad por nosotros; porque confiamos que tenemos buena conciencia, deseando conversar honestamente en todo. 19 Y tanto más os ruego que hagáis esto; para que yo os sea más presto restituido.

Hebreos 13:20 Y el Dios de paz, que trajo de vuelta de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,
21 Os haga perfectos para toda buena obra para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo: al cual es gloria por siempre jamás. Amén. 22 Ruégoos empero, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, porque os he escrito en breves palabras.  23 Sabed que nuestro hermano Timoteo está puesto en libertad, con el cual, si viniere más presto, he de veros.  24 Saludad a todos vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os saludan.  25 La gracia sea con todos vosotros. Amén. 
Escrita de Italia a los Hebreos, y enviada con Timoteo.

CONCLUSION

La Oración del profeta Isaías 64 ha sido la mía por mucho tiempo  Y  ruego al Señor que encuentre eco en vuestros corazones y sea también la oración suya. 

¡Oh si rompieses los cielos, si  descendieras  y las montañas fluyeran ante Tu presencia, como fuego abrasador de fundiciones,  fuego que hace hervir las aguas, para hacer conocer Tu Nombre ante tus adversarios, ¡para que las naciones temblaran a Tu presencia!  ¡Cuando hiciste cosas terribles que nunca habíamos visto, cuando descendiste y los montes fluyeron ante tu presencia!
Porque desde el principio del mundo ningún hombre había escuchado, ni oído había percibido ni ojo alguno había visto;  Dios  fuera de ti,  y lo que ha preparado para aquel que espera por Él.     Saliste al encuentro al que con alegría obraba justicia, a los que se acordaban de Ti, en tus caminos; he aquí Tú te enojaste porque pecamos, en tus caminos hay perpetuidad y seremos salvos. 
Si bien todos nosotros como suciedad y todas nuestras justicias como trapos de inmundicia,  caímos todos nosotros como una hoja; y nuestras iniquidades, nos llevaron como el viento.  Y no hay nadie que invoque Tu Nombre!  Que se despierte para aferrarse de Ti, por lo cual has escondido Tu rostro de nosotros y nos has consumido por causa de nuestras iniquidades.

Ahora pues Oh Señor! Tú eres nuestro Padre, nosotros somos el barro, y Tú nuestro Alfarero; y todos nosotros somos la obra de Tus manos.  No te aires demasiado,  Oh Señor, ni recuerdes la iniquidad para siempre, he aquí mira, te rogamos, Nosotros todos somos Tu pueblo. 

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